La luz se engendró bajo tu piel
cuando pariste demasiadas noches
yo era mortal
un puente para poder cruzarlas
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una casa
otra flor más
casi al azar
un adiós construido en los ojos
que podría ser posible
un día si las manos se hacen pedazos
una flor, un adiós, un azar
sin manos
yo nací un domingo
en el vientre vacío de una ciudad
cuando el sol desenvainaba el día
ciudad más extensa en la que yo nací
mi madre lloraba
la piedra en el vientre que no había creado
me parí y fui a escupir los vidrios
el mundo que solo llamé por su nombre
y fui olvidarme lejos
a sentirme lejos
a escribirme en el humo de un tejado
allende a los gorriones
y la humedad viva de patios y cristales
era la rapidez de ser fértil y morder
matar y esperar la hora convenida
para fornicarme o disparar (esas cosas de
vivir)
el día olía a julio pero era agosto
el tenaz fantasma y la huella del mentecato
improvisaron la hora
las voces susurraron
yo entonces comprendí
yo entonces comprendí