domingo, 10 de febrero de 2019


Estoy frente a ti, padre
no me atrevo a mirar tu ausencia 
ese cielo construido 
para quienes cuelgan pájaros en el silencio 
todos vendran a presenciar tu venida 
yo me rehuse a levantar la mirada 
porque en esas calles me quedaría desnudo 
este pulsar de huidas 
este quedarme ciego 
o comprarme unos ojos alertas  
que nunca se cierren

sábado, 9 de febrero de 2019

Esta casa no resuena 
alguien ha borrado los ecos
puesto cerco al aire matrilineal con improvisada austeridad 
he tocado las paredes 
una danza de cadáveres
la alteridad es un ventanal que atraviesa la noche
de cuerpo a cuerpo 
y nadie responde 
nadie es el clepto 
la desesperanza en la paz de la mesa
no solo en Estocolmo habita el secuestrador 
solloza su último rostro de Tisífone 
el círculo 
el sexto circulo se cierra adensándose 
la soledad es el inicio frente a la lanza 
como aquella casa poseída 
esperando un puñado de huellas   

domingo, 3 de febrero de 2019



No será nombrada la infancia maldecida por los dioses 
un hombre pone su cicatriz en el entrecejo 
un hombre con casaca roja y martillo 
y un miedo absoluto que te derriba
como si pudieras caer
la tarde se ha vuelto a foja cero 
los niños picotean la mano del viajante 
en la plaza donde siempre está la fuente 
para alguien que se tumba contra el asfalto a morir hasta el último aliento
anda pues la sentencia entre los dedos
algún olor como la tarde se mete en los ojos 
con sus soles prefectos
el colibrí en el blanco de los huesos deja sus alas imaginando el olor a isla 
como una rosa servida y un hilo para sostener los hijos puestos de pie 
partidos, amados, temidos 
no podrá la mano siquiera con su color detener la sangre transcurrida
la lágrima ser hollada por la guillotina del ojo de los días 
la epifanía será el destino donde pueda parir el salitre 
otros peces 
otros panes 
que seduzcan a los dioses y nos bendigan 
con el canto de los pájaros
pasten los hombres; encantados 
más allá de su látigo   
su tarde dispuesta tan lejos de la felicidad  

viernes, 1 de febrero de 2019


Oh acurrucada isla
yo también soy una plapla
el fementido ridículo del abecedario 
soy el lápiz que con voz negra
dibuja blancas ovejas
nostalgias de alter egos quedados aquí
que han de ser océanos que no olvidará mi memoria
iba a nacer desde el útero como destino o remordimiento
iba a querer tumbarme como una piedra sumergida
en una ciudad guardada para el tránsito de los límites  
iba a ser pájaro que se aleja y descubre su no-lugar
pero soy una mancha que nunca quiso ser vocal o cuerpo
o palabra herida con blancura más rauda
soy una plapla irreverente
gris
como un filo más filo
un pecho más ancho donde el sitio exacto implosiona
sin pertenecer ni figurar a pie de página
alguna leyenda que me enumere
plapla
hacia aquella ingravidez parecida al naugrafio
rebanando los días como un perro sinsentido
el acto cumplido de ser absurdo es la séptima palabra
la del reposo sin yacer


Padre  desde otra esquina de la vida te hablo sin que nadie escuche la caída de brazos como astros sin que nadie vuelva el rostro a mi...